Mancebia no es solo un lugar. Es una herida abierta que nunca dejó de sangrar.
Lila creyó que había aprendido a sobrevivir. A los hombres, al frío, al trabajo, a sí misma. Pero nunca pudo sobrevivir a Lorenzo.
Su jefe. Su amigo de adolescencia. El hombre que alguna vez le sostuvo la cara entre las manos… y después se la soltó.
Siguen compartiendo el mismo lugar, pero ya no son los mismos. O tal vez sí. Porque el deseo nunca se fue. La rabia, tampoco.
Entre habitaciones rojas, silencios cargados y caricias que confunden venganza con necesidad, Mancebia es una historia de amor, poder y pertenencia.
Una novela cruda, íntima y sin redención.